Debanhi Escobar, el vergonzoso caso sin fin donde lo peor ha sido la ineptitud oficial

By Omar Peralta

El caso de Debanhi Escobar ha desenmascarado toda la ineptitud que anida en las autoridades mexicanas. Han sido necesarios tres dictámenes diferentes para tratar de saber cómo y de qué manera murió la joven.

El más reciente arrojó como conclusión que Debanhi murió por «asfixia por sofocación por obstrucción de los orificios respiratorios».

En esta ocasión, se contó con la colaboración del Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México.

El nuevo informe señala que Debanhi no fue agredida sexualmente y también descarta la asfixia por sumersión (es decir, que haya muerto ahogada en la cisterna).

Hace poco más de dos semanas, 2 de julio, se informó que el cuerpo de Debanhi sería exhumado para realizar un nuevo dictamen forense.

Para ese momento, eran 68 los días que habían trascurrido desde su sepelio. En la autopsia inicial, efectuada por los médicos forenses Omar León Maldonado y Alan Ortiz Montellano y validada por la Fiscalía de Nuevo León, la conclusión fue que Debanhi murió por una contusión aguda de cráneo.

Desde esa tesis, se establecía que la joven recibió un golpe en la cabeza que, posteriormente, le provocó un paro cardiorrespiratorio. Durante varias semanas, la postura oficial se aferró a la versión de un accidente.

Sin embargo, el 12 de mayo se dio a conocer un segundo dictamen solicitado por la familia Escobar.

En este se establecía que Debanhi sí habría sufrido una agresión sexual antes de ser asesinada, y que habría recibido diferentes golpes, desde diversos ángulos, en el cráneo con un «agente contundente»: También se definió que la muerte se presentó antes de que llegara a la cisterna.

A finales de mayo, el padre de la joven, Mario Escobar, solicitó un tercer dictamen, por lo que el cuerpo de Debanhi fue exhumado.

De acuerdo con el nuevo dictamen, Debanhi falleció entre tres y cinco días antes de que se cuerpo fuera encontrado al interior de la cisterna del motel Nueva Castilla. El hallazgo del cuerpo se dio el 22 de abril y ella había estado desaparecida desde la madrugada del 9 de abril.

Si perdió la vida el 17 de abril (dando por válido el período máximo los cinco días contemplados), se abre una nueva interrogante que se suma al listado sin respuesta de las autoridades: ¿dónde estuvo Debanhi durante esos ocho días de margen entre su desaparición y su fallecimiento?

Además, en el segundo dictamen, se había hecho énfasis en que Debanhi no sufrió asfixia por sofocación, móvil que el tercer informe ha establecido como causa de la muerte: “No se encontraron datos de obstrucción de orificios respiratorios, ni de obstrucción de las vías aéreas, ni de compresión toracoabdominal, ni de enterramiento, ni de confinamiento, por tanto, se descarta asfixia por sofocación”, se dio a conocer en el segundo dictamen, según El País.

En los días inmediatos a la viralización de su caso, ya todos los medios mexicanos habían hecho eco de la información y su rostro era conocido a nivel nacional.

En consecuencia, todos los recursos de seguridad y logística del Estado de Nuevo León fueron utilizados para realizar la búsqueda.

Tan sólo en el motel se llegaron a realizar cuatro cateos. Además, en los establecimientos cercanos había cámaras que seguridad que sí servían (aunque los dueños dijeron que no).

La Fiscalía tenía la potestad de solicitar los videos grabados por las cámaras. No lo hizo. Amén a su ineptitud, las autoridades manejaron un discurso revictimizatorio que encontró amplificación en diversos espacios mediáticos.

La discordancia de los tres informes sólo ahonda más en el desamparo para la víctima.
A casi tres meses de que el cuerpo de Debanhi Escobar fuera encontrado, no hay ningún detenido. Ni sospechosos ni avances. Los dictámenes apenas han podido dar luz sobre lo más elemental del caso: la causa de su muerte.

Y, sin embargo, las preguntas sin resolver crecerían todavía más en caso de que la última versión sea la verdadera.

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