Aguas negras y simulación gubernamental, la historia de los ríos Atoyac y Salado
*Estudios exprés, contratos millonarios otorgados a empresas sin experiencia y plantas tratadoras inoperantes revelan un patrón de simulación en el saneamiento de los ríos Atoyac y Salado. Años de políticas fallidas han dejado a la población expuesta a riesgos sanitarios y ambientales, mientras los proyectos de rescate se quedan en el papel.
Por: Rocío Flores/ Juan Carlos Zavala/ Flor Hernández
Dos afluentes, por los que corren aguas negras, atraviesan la zona metropolitana de Oaxaca:los ríos Atoyac y Salado, ambos contaminados por descargas irregulares del drenaje público. Para su saneamiento se han pagado costosos estudios de diagnóstico y proyectos de saneamiento gubernamental que se realizan de manera fast track, cada sexenio ha reportado millonarias inversiones, sin soluciones palpables.
A finales de 2023, fueron licitados y asignados dos contratos para realizar estudios de saneamiento de ambos afluentes a empresas de reciente creación, otorgándoles casi 20 millones de pesos.
Los resultados de ambos proyectos que se realizarían en solo 22 días, según consta en el contrato, se desconocen, no así la contaminación que daña el entorno de vida de las personas y seres vivos que habitan alrededor de los afluentes. A lo largo de este reportaje, se presentan algunos de los daños ambientales, al erario público y una historia de éxito de quienes buscan devolverle vitalidad a estos afluentes.

*Lo que huele mal
En los márgenes del río Atoyac, en la colonia Reforma Agraria de la capital de Oaxaca, se ubica la escuela primaria Bolaños Cacho, donde cientos de niños toman clases diariamente en medio de la contaminación y los olores de los gases que despiden las aguas negras, incluyendo metano, dióxido de carbono, sulfuro de hidrógeno y óxido nitroso, a lo que se suma la contaminación del rastro ubicado a unos metros de la institución.
Los gases se producen principalmente por la descomposición de la materia orgánica y las bacterias presentes en las aguas residuales que diariamente se vierten al río. Es un olor permanente y penetrante que se extiende por las colonias a la redonda, se acentúa durante el día y con el calor.
“Preferimos verlo como una situación común a hacerle frente”, dice José Manuel Muñoz Quevedo, quien actualmente brinda su servicio como presidente del Comité Directivo del Fraccionamiento Riveras del Atoyac -coloquialmente conocido como Indeco, Xoxo-, colindante con la colonia Reforma Agraria.

“Tiene como tres décadas que la contaminación del río se fue acentuando y sigue en aumento. Hace poco tiempo, del lado norte, en el borde del río a la altura de nuestro fraccionamiento, el gobierno del estado desfogó unos tubos: uno de alrededor de un metro de diámetro o poquito más, de aguas negras. Literalmente, sin ningún tratamiento”, dice el representante vecinal.
*Daño ambiental: semáforo en rojo
Con una longitud de 77.9 kilómetros, el río Atoyac y su afluente El río Salado atraviesan 38 municipios de los Valles Centrales de Oaxaca, y aunque no en todo su trayecto se registran graves índices de contaminación, de acuerdo con autoridades que han respondido a diversas solicitudes de información para esta investigación, la calidad del agua en el 96.2 por ciento tiene una semaforización roja y amarilla, principalmente en la zona metropolitana y en municipios con mayor número de población, mientras que tan solo el 3.8 por ciento se encuentra en verde.
La principal razón del daño ecológico se debe a las descargas directas y sin tratamiento de drenaje que realizan los municipios de: San Francisco Telixtlahuaca, Villa de Etla, Santa María Atzompa, San Jacinto Amilpas, Oaxaca de Juárez, Santa Cruz Xoxocotlán, Santa Cruz Amilpas, Tlalixtac de Cabrera, Tlacolula de Matamoros, Santa Lucía del Camino, San Antonio de la Cal, Ánimas Trujano, San Bartolo Coyotepec, Villa de Zaachila y Zimatlán de Álvarez.
También se registran daños por residuos sólidos urbanos que son depositados sin control en sitios a cielo abierto, a orillas de los caminos y en barrancas, así como en el mismo cauce del propio Atoyac, bajo la permisividad y complicidad de las autoridades de Oaxaca de Juárez.

Lo anterior ha provocado presencia de partículas de nitrógeno y fósforo, compuestos orgánicos, bacterias como coliformes fecales y materia orgánica en el agua, lo que causa problemas a la salud pública, proliferación de fauna nociva, incremento de vectores, afectación a la flora y fauna silvestre propias del ecosistema ripario, toda vez que el río no puede autodepurarse cuando la cantidad de descargas de aguas residuales es demasiada en un corto tramo.
Los daños son externos y visibles. De acuerdo con el diagnóstico de calidad del agua del río Atoyac, los resultados de la Red Nacional de Medición de Calidad del Agua, entre 2012 a 2023, indican que el tramo con mayor contaminación está en la zona urbana de la ciudad de Oaxaca, donde la calidad del agua está clasificada como contaminada y fuertemente contaminada por materia orgánica, microorganismos, patógenos y sustancias tóxicas en el agua, que podría estar relacionada con descargas de aguas residuales de origen doméstico e industrial provenientes de la zona urbana de Oaxaca.
El representante del Comité Directivo del Fraccionamiento Riveras del Atoyac asegura que en su fraccionamiento se han perforado pozos y el agua sale contaminada, debido al daño ambiental del río.
A pesar de eso, no existe un interés real de las autoridades de resarcir los daños, por el contrario, la contaminación se acentúa. José Manuel agrega que, en los últimos 40 años, los habitantes de la zona han colaborado para construir un andador a la orilla del río Atoyac.
Pero, a principios de abril, maquinarias orugas acabaron con el arbolado. “Estamos hablando de más de 500 o 600 árboles, sin exagerar, que se devastaron en dos o tres semanas. Eso nos afecta porque entendemos que el agua permanece o aflora a los veneros cuando tenemos suficientes árboles”, reflexiona.
*Leyes vs Realidad
Aunque los Poderes Ejecutivo y Legislativo, e incluso el Judicial a nivel estatal y federal impulsan leyes, normas y hasta sentencias que protegen los ríos del país, entre ellos el Atoyac- Salado, esto no ha solucionado en absoluto el problema.
En Oaxaca, siete leyes y normas vigentes (que se enumeran a continuación) “protegen” los afluentes, al prohibir la descarga de desechos a los ríos, no obstante, han sido olvidadas por las autoridades durante muchos sexenios.
- Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente
- Ley de Aguas Nacionales
- Ley de General de Cambio Climático
- Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos
- Ley de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente para el Estado de Oaxaca
- NOM-001-SEMARNAT-1996, que establece los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales en aguas y bienes nacionales.
- NOM-002-SEMARNAT-1996, que regula los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales a los sistemas de alcantarillado urbano o municipal.
Ni siquiera la sentencia obtenida en 2018 por la asociación civil Litigio Estratégico Indígena, en la cual una juez ordenó a las autoridades de México, en sus tres niveles de gobierno, el rescate de los ríos Salado y Atoyac del estado de Oaxaca, ha frenado el daño ecológico.
Aunque la sentencia representa un precedente para que los recursos jurídicos se utilicen en la protección del medio ambiente, Carlos Morales Sánchez, presidente de Litigio Estratégico Indígena, señala que ninguna de las autoridades federales, estatales y municipales, responsables de acatar la orden de la jueza federal ha cumplido, y el rescate de los ríos Salado y Atoyac raya en la simulación, en acciones cosméticas y superficiales.
Por eso, el anuncio realizado por la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, en enero de este 2025, sobre el rescate de algunos afluentes en el país, representa para José Manuel Muñoz Quevedo una buena señal.
Aunque advierte: para el rescate las tareas tendrán que centrarse en la recolección de todos los desagües de aguas negras y enviarlos mínimamente a la planta tratadora.

Por lo pronto, los vecinos de Indeco están a la espera de que las autoridades municipales, estatales o federales les informen del proyecto para saber cuál podría ser la afectación o si tienen la posibilidad de volver a reforestar.
Estudios Fast Track
El saneamiento de la Cuenca Atoyac- Salado ha representado también a lo largo de varios sexenios promesas y gastos millonarios en diagnósticos y programas integrales que en el periodo siguiente quedan sin efecto.
Por ejemplo, en 2020 durante la administración del ex gobernador Alejandro Murat Hinojosa, según respuestas a solicitudes de información, la empresa Ángel García García y Asociados,S.C.realizó el Estudio de diagnóstico y planeación integral para el saneamiento en los ríos Atoyac y el Salado, en municipios de los Valles Centrales de Oaxaca, y se concluyó en el año 2021. Tuvo un costo de 9 millones 896 mil 394 pesos.
A partir de ahí se obtuvo el «Plan Integral para el saneamiento de los ríos Atoyac y Salado», el cual tenía el objetivo de ser un instrumento rector para atender la problemática de estos afluentes.Pero al parecer fue desechado.
Un año después de la toma de protesta de Salomón Jara Cruz como gobernador de Oaxaca, el Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado, firmó dos contratos para realizar estudios de saneamiento de los ríos Atoyac y Salado, de cuyos resultados se carecen de información pública.
De acuerdo al contrato ubicado en el portal del sistema de licitaciones de SOAPA, éste fue asignado el 8 de diciembre de 2023, para la “Elaboración de estudio y proyecto ejecutivo de rehabilitación del sistema de drenaje sanitario para el saneamiento del río Atoyac en el Municipio de Oaxaca de Juárez y zona conurbada”.
Según el documento, el estudio fue realizado o al menos, adjudicado de manera directa a la empresa Cimentaciones colosales de Oaxaca SA de CV, representada por Daniel de Jesús Cruz Espinosa como administrador único, por un monto de 12 millones 11 mil 140.69 y tuvo un periodo de ejecución de 22 días naturales.
SOAPA justifica que la adjudicación directa se debe a que la empresa ofreció “las mejores condiciones posibles en cuanto a precio, calidad, experiencia, oportunidad”
a pesar de que dicha compañía quedó legalmente constituida el 22 de febrero del 2021, es decir, un año y medio antes de haber recibido el proyecto y se registró bajo el acta número 1269 volumen 2, de la correduría pública número 4, representada por Virginia González Cedillo.

El contrato fue firmado por el director general de SOAPA, Omar Pérez Benítez, Daniel de Jesús Cruz Espinoza como administrador de la empresa y Víctor Marín Mendoza como director responsable de obra.
En esa misma fecha se dio por adjudicación directa a la empresa Proyectos y Construcciones Ziket SA de CV, representada por Betsaida Perdomo Martínez como administradora única, un contrato por un monto de 7 millones 342 mil 701.84 para la “Elaboración de estudio y proyecto ejecutivo de rehabilitación del sistema de drenaje sanitario para el saneamiento del río Salado en el Municipio de Oaxaca de Juárez y zona conurbada”.
El documento fue firmado por Pérez Benítez, director general de SOAPA, y, al igual que el anterior, el periodo de ejecución fue de 22 días. Los argumentos para la adjudicación directa se sostuvieron con el mismo discurso: ofrecieron las mejores condiciones posibles en cuanto a precio, calidad, experiencia, y oportunidad.
Según el contrato, la empresa se encuentra legalmente constituida con fecha 30 de marzo del 2022 con acta número 1827 volumen 2, de la correduría pública número 4 representada por Virginia González Cedillo.
En ambos casos, las empresas se registraron en la misma notaría, y son de reciente creación, por lo que, según especialistas, es difícil que demuestren la experiencia para cumplir con estos trabajos, ya que, por su magnitud, deberían contar con la experiencia de haber realizado proyectos similares, incluso así se menciona en las bases de la licitación.
En ambos casos, se trata de contratos que ya fueron pagados y que hasta la fecha sus resultados no se han hecho públicos.
Plantas tratadoras, subutilizadas y sin mantenimiento
Mientras el agua contaminada corre por el cauce de los ríos Salado y Atoyac en la Zona Metropolitana de Oaxaca (ZMO), la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) ubicada en el municipio de La Raya, funciona a una tercera parte de su capacidad.
Desde su inauguración en 2009, la planta de La Raya, presentada por el entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz como la panacea ambiental para la capital y ZMO, y en cuya obra se invirtieron más de 169 millones de pesos, ha funcionado parcialmente.
En tanto, que, de las 30 plantas que se encuentran en municipios conurbados ubicados en inmediaciones de los afluentes antes mencionados, 11 están inoperantes y las 19 restantes, requieren mantenimiento, afirma Rubén Ríos Ángeles, excoordinador del Programa Estratégico de Agua y Saneamiento del gobierno de Oaxaca.
El motivo, precisa el funcionario: la falta de colectores sobre ambos afluentes, pues aunque la Planta cuenta con tres reactores, solo uno puede estar en funcionamiento, debido a la cantidad de agua residual que recibe (apenas un 30 por ciento de los 600 litros por segundo de los que tiene capacidad).

Por lo cual, indica, el gobierno actual desarrolló un eje de atención de Saneamiento que contempla la rehabilitación de siete colectores en el río Atoyac y dos en el Salado, lo que permitirá interceptar todas las aguas residuales que actualmente se vierten de manera irregular y sin control en estos afluentes.
En un tono de confianza, el funcionario, quien actualmente se desempeña como delegado de la Comisión Nacional del Agua en la entidad, considera que, pese a la contaminación visible en el cauce de los ríos, las aguas residuales que se producen en la ZMO son de carácter orgánico, al no haber industria.
“Oaxaca tiene un agua negra, dentro de las malas, la menos mala. Problemas muy serios son: metales pesados, como plomo, cadmio, mercurio, pero afortunadamente no se tiene registro de estos contaminantes”, asegura.
Sin embargo, el último reto que enfrenta la PTRA es la falta de actualización, pues nuevos reglamentos han surgido, de tal manera que requiere una reingeniería.
Florece biodiversidad en San Lorenzo Cacaotepec
En la historia de estos ríos se cuentan otras muchas microhistorias, no todas graves, algunas dan soluciones, como la de San Lorenzo Cacaotepec, una localidad ubicada al sureste de la ciudad de Oaxaca, a una distancia aproximada de 12 kilómetros.
El letrero en inmediaciones del Atoyac en su trayecto por San Lorenzo Cacaotepec es claro: “Río en restauración, no tirar basura”.

Como si se tratara de un lugar lejano a la ciudad o fuera del cauce de este río, la vida florece aquí en el agua y en la ribera. Los esfuerzos de la sociedad y las autoridades de este municipio han permitido restablecer la biodiversidad.
Colibríes, mariposas, patos migratorios, tortugas, ranas, peces, árboles y un entorno que huele a vida, es el resultado de una década de restauración del río Atoyac, en su afluente San Lucas, que atraviesa esta localidad.
Para recuperar el ecosistema, la comunidad comenzó con acciones de separación de residuos sólidos, reciclaje, y sobre todo, conciencia social.
Aunado a ello, recuperó, modernizó y reutilizó la antigua planta de tratamiento de aguas residuales –anteriormente incosteable por el uso desmedido de energía eléctrica–, que ahora funciona con soluciones basadas en la naturaleza y da servicio a unos siete mil habitantes.
El director de Ecología de esta localidad, Víctor Ortiz indica que la planta de tratamiento funciona por gravedad, y consta de un canal de entrada del agua procedente del drenaje de la comunidad, que tiene como función separar las arenas.
Luego de ello, el agua ingresa a los biodigestores, para seguir por un filtro anaerobio de flujo ascendente de arena y grava y después, llevada a pantanos artificiales rebosantes de plantas nativas del Río Atoyac (typha domingensis), las cuales contribuyen en la absorción de nutrientes.

Mientras realiza el recorrido con los cuatro trabajadores encargados del mantenimiento permanente de la planta, el biólogo y funcionario municipal apunta que, uno de los aportes fundamentales del proyecto es la implementación de humedales, que permiten la exposición del agua al sol, evaporación, así como la filtración paulatina y natural del agua tratada hacia el afluente San Lucas, que metros adelante se conecta con el río Atoyac.
“El humedal consta de dos partes: la laguna facultativa y la laguna de contención, en donde se permite el establecimiento de comunidades biológicas, pues ahí llegan a vivir macroinvertebrados acuáticos, larvas de diversos insectos acuáticos, de los cuales se alimentan aves, reptiles e inclusive anfibios”, explicó.
En esta laguna, detalla, se han identificado al menos 25 especies de aves y tres parejas de sus depredadores, entre ellos, unos halcones que viven en esta zona al tener garantizado su alimento.
La planta de tratamiento se ha convertido en un alimento limpio para el río, pues inclusive en la temporada de estiaje, uno de los puntos en los que el agua nunca hizo falta, fue justo frente al humedal artificial.
Pero, además, esta agua ha servido para sofocar incendios, para regar áreas verdes del municipio y para regresarla a su ciclo, con la certeza de una mejor calidad.
*Asambleas comunitarias, la base de la estrategia
La comunidad, regida a través de sistemas normativos internos, tiene como base de organización las asambleas comunitarias, esas reuniones en las que los habitantes de la población se congregan para hablar sobre problemáticas comunes y en las que se toman decisiones conjuntas.
Esta estrategia deliberativa ancestral, ha sido fundamental para tomar en sus manos el futuro inmediato en materia ambiental .
En la primera asamblea, recuerda el director de Ecología municipal, se aprobó la separación de basura; luego, el reglamento de uso correcto del drenaje, que implicó el tratamiento de aguas jabonosas o aguas grises desde casa, con la instalación de filtros basados en arena, grava y carbón activado.
En una década el medio ambiente se ha recuperado en esa zona. A pesar de que aún se sigue extrayendo material pétreo del río Atoyac, el afluente también renace paulatinamente con el cuidado y responsabilidad de una comunidad que se ha unido para transformar su futuro.
