Resistir la gentrificación preservando valores comunitarios: Filadelfo Aldaz
Flor Hernández
La gentrificación, ese fenómeno que se apropia de territorios y pretende transformar la cultura de un lugar, así como generar desplazamiento de la población indígena y precarizada, tiene un antídoto: el arraigo por la propiedad y los saberes comunitarios, opina Filadelfo Aldaz, responsable de la Comedora Comunitaria “Nkä’äymyujkëmë – Comamos Todxs”.
Le activiste -como prefiere ser nombrado- impulsó en 2020 un proyecto a través del cual brinda alimentación diaria a 200 personas de grupos de atención prioritaria como: migrantes, sexodivergentes, madres autónomas, hombres y mujeres en situación de calle, adultas mayores y juventudes, para hacer frente -en ese entonces- al embate del Covid-19 y en la actualidad, a la gentrificación.
“No puedo entender cómo en la ciudad las personas pueden carecer de alimentos, en las comunidades nos apoyamos entre vecinos para que, quien se encuentra en una situación difícil, pueda tener un plato de comida caliente en su mesa”, afirma.
Filadelfo es una de las seis personas detenidas en el Zócalo de la capital el pasado 27 de enero, mientras realizaban una protesta contra la gentrificación, junto con compañeras y compañeros defensores de derechos humanos, fueron llevados al Cuartel General de la Policía Estatal y posteriormente trasladados a la Fiscalía General del Estado de Oaxaca, institución que tras 48 horas los liberó sin cargos.
“Tuvo que intervenir la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca porque nos trataron de armar una carpeta de investigación, pero al final, nos dejaron en libertad porque no hicimos nada malo, solo reclamar al gobierno su obligación de establecer acciones contra esa nueva forma de colonización”, afirma.
La protesta, que consistió en una marcha de Santo Domingo al Zócalo, fue la primera manifestación pública contra el fenómeno; sin embargo, desde hace meses se había iniciado la conversación sobre lo que ocurría en la capital del estado: los menús en inglés, las calendas encabezadas por extranjeros, la apropiación de los textiles.
Filadelfo refiere que uno de los motivos por los que participó en esa movilización fue porque el gobierno actúa de manera incongruente, pues, mientras a los migrantes los reprime y los persigue para que no se instalen en espacios públicos, a las personas blancas, originarias del norte, les dan un trato totalmente distinto.
Existe una violencia sistemática contra los grupos históricamente marginados, como las personas en situación de movilidad, la comunidad LGBT, mujeres, mujeres autónomas, adultos mayores, así como niñas y niños que carecen de recursos económicos, considera.
Es por ello, que en 2020 puso en marcha la Comedora Comunitaria “Nkä’äymyujkëmë – Comamos Todxs”, la cual se ubica en la Unidad Habitacional “Ricardo Flores Magón”, al norte de la ciudad de Oaxaca.
Cada día, indica, busca los insumos para preparar alimentos de 3 tiempos: frijoles, arroz y el plato fuerte para todas las personas que se acercan a comer. “No recibimos ningún tipo de apoyo gubernamental, estamos en proceso de obtener financiamiento de organizaciones, pero hasta ahora hemos sobrevivido con el respaldo de la sociedad, de quienes se acercan a brindar donaciones, a preparar alimentos”, refiere.
“Las comunidades, como los Ayuuk (Mixes) a la cual pertenezco, hemos encontrado en la organización colectiva la respuesta a las múltiples necesidades”, asegura.
El futuro de esta Comedora, advierte, será consolidarse, e incluso ampliarse para poder dar cobijo a personas en situación de calle, o a quienes requieran pasar una noche en algún lugar seguro, por lo pronto, continúa con su trabajo de alimentación y resistencia desde la alimentación.